Ya estamos  en pleno  mes de agosto, el mes donde empieza el pico de la actividad ciclónica máxima junto con Septiembre. Mientras que el mes de julio fue un mes muy tranquilo en el Atlántico. 

El mes de julio ha sido un mes muy tranquilo, respecto a la actividad ciclónica en el Atlántico, solo tuvimos a la tormenta tropical Colin que se formó el 3 de Julio cerca de las costas de Carolina del Norte, aunque fue una tormenta de corta duración.    

Según varios expertos en Meteorología tropical, esta tranquilidad en el Atlántico no es algo inusual y ha sido muy similar a la temporada del año pasado, cuando ninguna tormenta recorrió en el Atlántico durante más de un mes entre los meses de julio y principios de agosto.   

La temporada de huracanes empieza oficialmente el primero de junio y termina el 30 de noviembre. Pero la mayoría de los años, los 2 primeros meses de la temporada suelen ser bastante tranquilos.

Desde 1950 el  promedio de tormentas en el mes de junio ha sido la formación de una sola tormenta con nombre cada 2 años, y en el mes de Julio suele formarse 1 sola tormenta con nombre por año, según la base de datos.   Los periodos de mayor actividad como se muestra en la imagen anterior suelen ser los meses de agosto, septiembre y octubre. En estos 3 meses suelen formarse la mayoría de las tormentas y huracanes, el pico de actividad máxima se da a principios de septiembre.  

Las predicciones de diferentes centros especializados como son la NOAA, CSU, etc. pronostican una temporada de huracanes mucho más activa de lo normal. Y un ejemplo de eso es que la NOAA pronosticó, un 65 % de probabilidad de una actividad ciclónica esta temporada por encima del promedio, y un 25 % de probabilidad de una actividad por debajo del promedio, con una cantidad de 14 a 21 tormenta con nombre esta temporada de las cuales 6 y 10 serán huracanes y 3 y 6 huracanes mayores. 

Son varias las cosas por las que la actividad ciclónica en agosto empieza a aumentar. 

Una de ellas suele ser porque las ondas tropicales que salen del oeste de África son mucho más activas, y por lo general estas suelen ser las semillas para las formaciones de las tormentas.  

Otra de ellas, es que las oleadas de aire seco sobre la cuenca del Atlántico Central y oriental que evitan el desarrollo de los ciclones, suelen empezar a disminuir, a medida que las ondas del este empiezan a agregar más humedad. Esto hace que las condiciones ambientales se tornen más favorables para el desarrollo de ciclones tropicales.

  La cizalladura del viento, el cambio en la velocidad o dirección del viento con la altura, que puede destrozar a un aspirante a ciclón tropical, tiende a ser baja. estamos en fase de La Niña y así continuaremos hasta casi final de año. La Niña favorece los desarrollos de las tormentas tropicales.

Las temperaturas de la superficie del mar alcanzan su punto máximo a finales del verano y a principios del otoño, proporcionando más energía potencial para un ciclón tropical.

La inestabilidad, la capacidad de la atmósfera para generar convección (tormentas) para ayudar a iniciar los ciclones tropicales, también aumenta hacia un pico a principios del otoño.