Gil se formó como una depresión tropical la semana pasada y se intensificó rápidamente hasta convertirse en un huracán, mostrando un ojo bien definido en las imágenes satelitales. Sin embargo, al moverse sobre aguas más frías y encontrar condiciones atmosféricas menos favorables, sus vientos máximos sostenidos han disminuido, lo que motivó su reclasificación. Actualmente, el sistema sigue "agitando" las aguas del Pacífico, pero su estructura se ha vuelto menos organizada.
Los meteorólogos del NHC mantienen una vigilancia constante sobre la cuenca del Pacífico Oriental, una región conocida por su activa temporada de ciclones. Aunque Gil está en una fase de debilitamiento y se espera que se disipe en los próximos días sobre el océano, los expertos ya están monitoreando otras áreas de posible desarrollo tropical, como es habitual durante este pico de la temporada.
Por el momento, la población de la costa del Pacífico puede estar tranquila, ya que la trayectoria pronosticada para la tormenta tropical Gil la mantiene a cientos de kilómetros mar adentro. Las autoridades continúan emitiendo boletines informativos para mantener al público al tanto de la evolución de este y otros posibles sistemas.